miércoles, 20 de febrero de 2013

Astrología

Alguna vez leí en alguna parte que las personas del signo géminis [yo, por supuesto, soy géminis] tienen un singular modo de aprendizaje, y aunque no sienta mucha simpatía por las cuestiones astrológicas y todo eso, creo que por esta ocasión ese particular modo se puede aplicar a mí. 
Los regidos bajo el sigo de géminis, según algunos estudiosos de la astrología, tienen una insaciable sed de aprender, de conocer el mundo que los rodea y son en extremo curiosos, sin embargo, el destino les juega un poco sucio, ya que, si bien tienen toda la disposición de comerse a bocanadas el conocimiento del mundo, su naturaleza cambiante e indecisa se los impide: los géminis son totalmente inconstantes.
Por esta ocasión, esta característica tan afortunada y desafortunada a la vez, sí es aplicable a una Luna como yo y hasta hace unos meses no había tenido problemas con ella, la aceptaba con todas sus consecuencias pero últimamente ha representado un problema.
Sé que es parte de mi persona y me ha acompañado desde que tengo memoria, me ha hecho cometer locuras que me han dado una experiencia que no cambiaría por nada, pero la vida ahora me exige una constancia especial a la que no estoy acostumbrada y sé que es absurdo pretender negarme a las exigencias no de lo que me rodea, sino de mí misma. Estoy consiente de que para lograr realizar todo lo que quiero, necesito tener una constancia y disciplina que no necesariamente debe ser rígida y aburrida.
Mi objetivo por ahora, es lograr un punto de equilibrio entre el orden que otorga la inconstancia y la novedad de la probar cosas nuevas, de seguir mi espíritu genimiano (?) de la incostancia. Al fin y al cabo los geminis tenemos dos lados opuestos que forman parte de una misma unidad, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario